Olvídate de los llamados «coach» televisivos, mediatizados por las cadenas como gurús del éxito. En realidad son una copia falsa de lo que realmente es la labor de un coach profesional, acreditado y con un bagaje y una experiencia laboral ampliamente contrastada por organismos oficiales a nivel nacional e internacional. El marketing que les acompaña es potente y eficaz pero no dejan de ser «falsos coaches», famosos que integran en su faceta artística una nueva actividad que les añade valor. Pero un coach se forma durante años para ejercer, dedica horas y horas de estudio y prácticas que le lleva muchas veces a pasar años formándose para obtener las acreditaciones oficiales necesarias.

El mercado audiovisual ha trivializado la profesión, en cierto sentido la ha desvirtualizado, pero actualmente los verdaderos coaches trabajan en grandes empresas, asesoran a multinacionales, coordinan departamentos de recursos humanos, establecen las políticas de contratación, venta y comercialización de productos a nivel mundial. Son auténticos motivadores de la personalidad, que saben manejar herramientas poderosas para desarrollar cualquier clase de talento. Talentos que todos tenemos pero que no sabemos cómo sacarlo, cómo utilizarlo. Aquí radica la verdadera fuerza de un buen coach, en saber llevar y acompañar a cualquier persona que quiera potenciar su desarrollo, su crecimiento interno, o capitanear un cambio de actitud ante la vida.

En estos tiempos en los que es tan difícil tener un confidente al que contarle tus preocupaciones, que simplemente te escuche y comprenda, y que no te aconseje ni te indique lo que tienes que hacer, aparece la figura del coach profesional como un asesor personal, un entrenador motivacional, que rediseña tu vida y la orienta hacia el éxito, hacia la obtención de recursos poderosos para ser responsables de nuestro presente y futuro, para liderar un plan de vida donde no hay límites, donde todo lo que te propongas se puedes hacer realidad. Nada hay que impida realizar un sueño, solo hay que proponérselo y estar acompañado por un acompañante.

El valor que ofrece un coach es el valor de la valentía, de la rigurosidad, de la seriedad y de la conciencia de ayudar. Esos son los pilares de su trabajo, puestos al servicio de cualquier persona que crea en su potencial, en sus capacidades ocultas y en sus ganas de avanzar.

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