Una vez me quedé encerrada en mi garaje durante unas horas, y sin querer ejecuté el mejor trabajo de orden y limpieza que se habrá hecho nunca en una plaza de aparcamiento.

Esperanzada en un pronto rescate, centrada en una sola cosa que resultó hasta divertida, como si no hubiera un mañana, cuidando los detalles, descubriendo nuevas posibilidades entre aquellas cuatro paredes…, ese día realicé una labor ciertamente excepcional digna del primer premio, elogio o galardón en esta categoría, si la hubiera.

Sin saberlo, cumplí las reglas básicas de este talento la excelencia que Wikipedia define como «lo que es extraordinariamente bueno, que excede de las normas y un objetivo para el estándar de rendimiento». No se trata de ser perfectos, ni mejor que los demás, sino de querer hacer las cosas bien, entendiendo que el error es sinónimo de oportunidad.

Para el consultor Antonio Ibáñez, la excelencia tiene mil cosas que hacer, resultado de una actitud positiva, se apoya en los valores, disfruta del trabajo, hace hoy lo que podía hacer mañana, brilla por la iniciativa y sólo ve posibilidades.

Esta anécdota me sirvió de enseñanza aplicable al desarrollo personal y profesional, debemos concebir la excelencia como piedra angular para sentirnos cómodos con lo que hacemos, para lograr un ambiente laboral óptimo, necesario para ser exitosos y productivos en nuestro trabajo.

La apuesta por una mejora contínua es además una oportunidad que brinda la actual situación de crisis, que permite diferenciarnos si dedicamos todo el esfuerzo y energía a cada tarea y a cada relación, según nuestras posibilidades y aptitudes, mientras nos ofrece una promoción a coste cero.

La experiencia me ha confirmado que el camino a la excelencia práctica es una buena planificación en el trabajo, ser organizados y disponer de objetivos realistas. Trabajar con previsión, programando nuestros propósitos a cumplir concienzudamente para que puedan hacerse efectivos. No hay excelencia sin exigencia, sin esfuerzo, sin vencer la pereza.

Te invito a buscar un grito de guerra para activar desde hoy el modo EXCELENCIA en tu trabajo, o te presto el mío, que me ha sido muy útil para perseguir resultados eficaces, satisfacción personal y confianza: «LIMPIA TU GARAJE».

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