Dice un afamado publicista reconvertido en escritor, el italiano Giuseppe Tringali, que en los negocios no existe la mala suerte.     Propugna que de la necesidad nace la virtud empresarial y que con positividad, creatividad, iniciativa, sensibilidad respecto a lo   que está pasando, motivación interna, creer que se puede, y salir al exterior, se alcanza el éxito. El tiempo estimado para      asegurarla viabilidad de una empresa es de dos años aproximadamente. Son vitales para su continuidad.

Hemos pasado a lo largo del último siglo por situaciones peores como guerras, hambrunas, pandemias y miserias, y la salida ha   sido siempre en pro del bienestar, lo que demuestra que la vida es un desafío continuo. Si no nos planteamos desafíos nos    estancamos. Nadie te asegura nada, los líderes no van a seguir siéndolo por gracia divina, tienen que renovarse y mejorar    como producto.

La creatividad entra en juego desde el minuto uno. Sin subvenciones, sin créditos y sin ahorros, las soluciones se vuelven    poderosas porque ya nos situamos desde el principo en el punto cero y solo nos queda subir, crecer, inventar, y sacar a relucir   todos aquellos valores intangibles que tan importantes son para una empresa.

La capacidad de liderazgo se revela como la clave esencial de todo buen empresario. Mejor no pensar en la crisis, mejor reunir las energías en potenciar ideas brillantes, en desplegar carisma y destacar con proyectos ambiciosos que nos diferencien de las demás ofertas, ya sea por dinero, por calidad o por innovación en el trabajo. Al principio todos debemos ser jefes, empleados; tenemos que hacer fotocopias, recados, atender al teléfono y hasta limpiar la oficina. Todo forma parte del mismo fin, pero el objetivo es ser autónomo, indispensable al principio y camaleónico para saber adaptarse a los clientes, a los cambios tecnológicos y a los tiempos económicos.

Dicen los expertos que una prueba fehaciente de que nuestra empresa funciona y tiene éxito es cuando podemos permitirnos el lujo de coger un año sabático y todo sigue funcionando, por la seguridad del método de trabajo y la plena confianza en la delegación de tareas en los equipos.

Aquí queremos llegar.

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